miércoles, 27 de febrero de 2008

Hoy me apetece ser algo intelectual

UN NUEVO ESTILO LITERARIO

¿Un nuevo estilo literario?, ¿prosa o verso?. Más bien prosa, Podríamos decir que, más que un nuevo estilo, es un estilo inexplorado por los críticos literarios y es natural que así sea, puesto que procede de libros que no son accesibles, normalmente, a éstos. ¿Cuáles son esos libros?. Me refiero a los prefacios y prólogos de los libros científicos, de texto, manuales técnicos y, por extensión, al contenido de los mismos.

Por mis estudios y mis aficiones he leído bastantes y en ninguno de ellos he dejado atrás los prólogos. En los libros de éstas características, el prólogo define totalmente al autor. Todos tienen lugares comunes. Por ejemplo, dan los nombres de las personas y colegas que han leído el manuscrito y le agradecen sus críticas, aclaran que los errores son debidos exclusivamente a ellos y piden perdón por si ha habido una omisión. Algunos agradecen el esfuerzo de interpretación de su letra, que reconocen es harto críptica y otros dan sus parabienes a los trabajos de la editorial. Aquí acaba lo que es común a todos.

Lo que sigue nos podría permitir algunas clasificaciones. Un grupo está formado por los falsos humildes, los cuales reconocen que, si hubieran sabido la cantidad de libros que estaban en preparación simultáneamente al suyo, no lo habrían escrito. Está el grupo de los soberbios, ellos son únicos, miran los problemas de la ciencia que exponen con una suficiencia rayana en la estupidez. Conocí el caso de un famoso autor que decía no exponer en el texto el problema central de su ciencia, por ser ya demasiado conocido. Está el grupo de los aduladores. Éran muy frecuentes en los libros soviéticos de la editorial MIR. Ví un caso extremo en un libro de matemáticas cuyo autor se admiraba que el camarada Lenin ya vislumbrara el origen de su especialidad en alguno de sus escritos. Justicia es decir que en famosos autores rusos tales como Landau, Vinogradov, Kolmogorov, etc. no ví nada de esto. Ellos no necesitaban acudir a la adulación. Están los que tienen algún problema psicológico. Recuerdo el caso del autor de un voluminoso libro de álgebra (no era mal texto), de la lectura de cuyo prólogo se deducía que el tal autor odiaba al género humano en general, a la raza blanca en particular y, dentro de ésta, a los franceses en especial (él era francés).

Finalmente están las perlas. Libros cuyos prólogos ponen de manifiesto la modestia y la gran calidad humana del autor. Calidad que se hace más explícita al leer el libro. Y direis ¿Cómo, puede manifestarse el espíritu de una persona a través de un libro de física o matemáticas?, pues sí, os admiraríais al ver el cariño con que están escritos estos libros, que hacen que muchos de ellos, después de muchos años , conserven la frescura con que fueron redactados. Se conocen porque son libros que se editan muchas veces, incluso después de la muerte del autor. Y es que la calidad humana se nota en las obras, (por sus obras los conoceréis, según dice el Evangelio).

No quiero terminar éstas líneas sin nombrar a algunos de estos últimos. Uno de ellos es Richard Feynman, premio Nobel de Fisica en 1965 y Medalla Oersted a la Enseñanza de 1972. Es un placer leer su libro "The Feynman's lectures on physics". Lo recomiendo fuertemente a todos los estudiantes de Ciencias o Ingeniería.
Aquí, en España, tenemos dos fuera de serie, D. Julio Rey Pastor y D. Pedro Puig Adam. De éste saco una anécdota contada por uno de sus alumnos, que revela su gran humanidad. Un día, cuenta Fernando Arce, antiguo alumno suyo, en su clase del San Isidro, se retrasó algo en la entrada a clase, con lo que los chicos de quince-dieciséis años estaban campando a sus anchas sin profesor -hoy, a veces, campan a sus anchas con profesor pero bueno, eso no viene a cuento- con la mala suerte, o buena, como veremos luego, que coincidió la entrada de Don Pedro con alguna palabrota, ya claramente fuera de tono, que habría pronunciado alguno. Apareció Don Pedro y la clase quedó, como era de esperar, en el más absoluto de los silencios. Don Pedro no hizo ninguna alusión a lo que acababa de oír y, unos minutos antes de acabar la clase, les dice:- Esperad un momento que vuelvo en seguida.Sale del aula, hace una rápida gestión por teléfono, vuelve al instante y les dice:- Mañana, a la hora de clase, en lugar de esperarme aquí, nos vemos en la boca de Metro de Alonso Martínez.
Los chicos quedan perplejos, llegó el día siguiente, fueron a la boca de Metro y Don Pedro, sin decirles adonde les llevaba, se dirigió con ellos al Colegio de Sordomudos, calle San Mateo. Una vez en el Colegio les lleva por las diversas dependencias, reinando en todas ellas el más escalofriante de los silencios. Al final, en el hall, les comenta: "espero que hayáis entendido el verdadero valor del lenguaje y, de aquí en adelante, sepáis utilizarlo cuando sea conveniente".


Cuando decida escribir un libro de éstos ya os avisaré para que me digais en qué grupo estoy incluído.

Un abrazo.

5 comentarios:

Penélope dijo...

Superb.

Aprovecho esta interesante entrada para enseñaros una película http://www.labutaca.net/52berlinale/unamentemaravillosa.htm (una mente maravillosa // A beautiful mind) no tiene desperdicio, sale Russell Crowe, un conflictivo actor, pero borda el papel.

Y hablando de escribir un libro papá... llevo desde que tengo uso de razón (un mes de edad) oyéndote que vas a escribir un libro, pero sabes que no se escriben solos, no? Es como el que espera sentado en casa a que le llegue un trabajo :)!

Yo te lo podría maquetar ^^

Anónimo dijo...

Bueno,éste podria ser un comienzo.Asi me entreno.
Por cierto, estoy pensando en escribir otro articulillo sobre la figura de Hugh Everett. Su tesis doctoral terminaba con un final inquietante.

Penélope dijo...

Y esos artículos exactamente dónde los publicas?

Igual te puedo colar alguno en las revistas que tenemos aquí.

Anónimo dijo...

No los publico en ningun sitio. Este es el primero que me publican, bueno, me publico.

Maribel dijo...

Quillo que profundo esta!!!